Sobre el 8M

    11 mar 2022 / 16:17 H.
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    El movimiento feminista llegó dividido al 8M. La realidad muestra que las mujeres pertenecientes a la clase trabajadora tienen intereses muy distintos e incluso opuestos a los de otras mujeres de otras clases sociales. No estoy haciendo reduccionismo de clase al decir esto ya que también reconozco los intereses comunes de todas ellas. La debilidad del feminismo popular se muestra claramente en nuestro país cuando observamos que los servicios del Estado del bienestar que están menos desarrollados son aquellos que se refieren a la ayuda a las familias, eso que con tan poco acierto llamamos guarderías o los servicios domiciliarios para las personas con dependencia. El enorme déficit de estos servicios de ayuda a las familias en nuestro país y su escaso desarrollo conlleva un enorme coste humano que afecta, sobre todo, a la mujer. Por desgracia en nuestro país sigue siendo la mujer la que lleva la mayor parte de carga de las responsabilidades familiares y sufre tres veces más enfermedades debidas al estrés que el hombre. Y lo que muestran las evidencias es que las mujeres más afectadas son aquellas que pertenecen a la clase trabajadora y que no tienen recursos para acceder a servicios privados como las mujeres de otras clases más pudientes. Ese es el motivo por el que las demandas más comunes de las mujeres de las clases populares son las que se dirigen a conseguir estos servicios de ayuda a las familias, además de la mejoría de las condiciones de trabajo y de los salarios. Es imprescindible que las instituciones, las asociaciones, los sindicatos o partidos políticos que se consideren al servicio de dichas clases populares y que estén enraizados en ellas sigan liderando la universalización de los servicios públicos del Estado del bienestar: sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, servicios sociales, vivienda social, prevención de la pobreza, etcétera. Esto no lo harán las feministas de ideología neoliberal o conservadoras sino las feministas progresistas que serán las que deban presionar a las estructuras de poder patriarcales para que cambien y se conviertan en instituciones al servicio de la mayoría de la población como son las mujeres. Poner el punto de mira en la economía de los cuidados es imprescindible para mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población y mejorar, aunque el neoliberalismo lo niegue, también la eficiencia económica. Si en nuestro país hubiera una persona de cada cuatro empleada en los servicios del Estado del bienestar, como sucede en países del norte de Europa, se eliminaría el desempleo en España con esos tres millones y medio de puestos de trabajo. El que el movimiento feminista progresista en nuestro país esté centrando el debate político y económico en el tema social está beneficiando no solo a la causa y a las aspiraciones de las mujeres trabajadoras sino también a toda la sociedad.

    El movimiento actual feminista y progresista de España se ha convertido en un punto de referencia internacional ya que busca un cambio profundo en nuestra sociedad y lo está haciendo en unión con otras fuerzas y movimientos sociales y políticos reivindicativos que comparten objetivos. Las bases para grandes cambios están asentadas, aunque aún se requiere una mayor presión social. El ejemplo del movimiento a favor del establecimiento del cuarto pilar del Estado del bienestar muestra cómo se ha unido a miles de representantes de movimientos sindicales, de movimientos feministas y de movimientos de pensionistas, entre otros, que piden su establecimiento para continuar en la ruta del cambio hacia una sociedad mejor. Este cuarto pilar como derecho individual facilitará la liberación de la mujer y el bienestar familiar, además de mejorar la calidad de vida de la mayoría de la población. La fortaleza del feminismo español están siendo sus alianzas con las fuerzas políticas y movimientos sociales que buscan el fin de toda explotación, que van en contra del capitalismo y el patriarcado depredador cuyo objetivo es la acumulación del capital a costa del bienestar de la mayoría de la población.

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