Sobran banderas

05 sep 2017 / 11:02 H.

Sobran banderas, faltan ideologías. Nunca leí “El capital” en un momento en el que sin su lectura no eras nadie en diálogos y debates. Lo intenté,pero me pareció un texto largo, farragoso, de compleja comprensión por el volumen de conceptos. Aburría. En cambio la propuesta obligada de nuestro profesor de filosofía que los compañeros asumimos como castigo resultó ser de gran utilidad. “Los conceptos elementales del materialismo histórico” de Marta Harnecker. Algunos pensaban que podía ser un modo de adoctrinamiento. Al contrario, el interés de Diego estaba en la revisión crítica de cómo veíamos nuestra realidad. Mediante el método de lectura logramos entender a la autora, una propuesta de cómo analizar críticamente, comenzando por la propia propuesta. Un texto, un relato, un discurso nunca puede ser un dogma, ha de ser una propuesta sometida a revisión crítica. La dinámica actual muestra que carecemos de actitud y métodos de análisis críticos o los usamos mal tendenciosamente.

Con el desconocimiento crítico, las personas se vinculan a objetos, como enseñas de su identidad, como si esta fuese expresión de la realidad y fin de la existencia. No razonan que detrás hay un modo de ver la realidad. Las personas necesitan creer que están en posesión de la verdad, les da estabilidad emocional. Llama la atención la afirmación de la existencia de la generación más formada que ha existido. ¿Por qué no más crítica? Conocimiento no implica mayor sabiduría. La sabiduría requiere saber aplicar pertinentemente el conocimiento. La mayoría de la población ejerce su libertad de voto pero se define apolítica. En este mes solo he oído y leído expresiones políticas. Ya fuese en las redes sociales o en el supermercado, todas las personas poseían un punto de vista sobre los distintos sucesos acontecidos que consideraban vehementemente como el acertado. Hablar y mantener las ideas dogmáticamente sin conocer su fundamento, dando por ciertos los relatos, lo que te cuentan de esa visión del mundo y las ideas que la fundamentan, ¿a quién benefician realmente? Así es como se construye la posverdad, que no deja de ser la falsedad. Y esta, la bandera. ¿Cómo se puede definir alguien de izquierdas o progresista y estar en contra del vínculo solidario que busca la ruptura de las fronteras? ¿Por qué siempre hacemos política de la muerte? ¿Para cuándo hacer política de la vida? Entretanto, una adolescente se encuentra grave tras una paliza de un hombre que la consideró su objeto y la violencia el ejercicio de su razón. Una madre se enfrenta a toda una estructura judicial y mediática sin que el discurso construido le conceda el derecho a mostrar quiénes son responsables de lo complejo de su situación, siendo centro de la simplificación maniquea y frívola que atrae la atención, y para mantenerla, el argumento debe cambiar. Al condenado por maltrato, se le valora el interés por sus hijos y se le da voz. A su favor, que nunca le pegó. Como si la violencia de género fuera solo física. Como si la posesión de los hijos por parte del maltratador no se haya demostrado como una forma de violencia. ¿Por qué? Por considerar a sus hijos como objeto, objeto para el ejercicio de su razón. En la España del posdescanso habrá que comprender a García Gual: “la mezquindad intelectual y moral es una de las marcas de nuestro tiempo”.