Snobismo

11 jul 2016 / 18:00 H.

Hace pocos días decía que para que algo cale y se promocione, sobre todo en el deporte, deben existir modelos, ídolos, que nos hagan llegar el mensaje y, en miles de ocasiones, por snob o mimetismo, nos encargamos de intentar asimilar lo que vemos y tratamos de repetirlo. El cine —y, desde que existe, la televisión— fue un vehículo que transmitió a toda velocidad cualquier novedad, tanto en modas, conductas, costumbres, músicas como también en el deporte. Dudo que por estos pagos jaeneros hubiese en los años 60 muchas personas que supieran algo sobre artes marciales. Se conocía el boxeo y la lucha libre y pare usted de contar. Bueno, algunos buenos amigos míos conocían desde algunos años antes el arte de la esgrima gracias a las enseñanzas que el capitán Samper impartía en el Frente de Juventudes. Quizás ellos querían imitar las hazañas de los grandes espadachines de la pantalla como Douglas Fairbanks o Errol Flynn.

Este snobismo que nos lleva a imitar las cosas nuevas que nos gustan no es malo, cuando se hace casi instintivamente sin afán de aparentar sino de aceptar nuevas formas o conocimientos que nos pueden ayudar a mejorar. Volviendo al tema de las artes marciales hay que reconocer que fue al principio de los años 70 cuando nos llegaron las películas de un especialista llamado Bruce Lee, que se hizo popular por sus espectaculares peleas. Pero yo admiraba más, no por su capacidad de luchador sino de actor, a David Carradine, que hizo que la lucha japonesa se propagase por todo el mundo a través de su larga serie televisiva “Kung fu”. Las aventuras que protagonizaba David Carradine eran más interesantes y tenían más mensaje. Además, se desarrollaban en el lejano oeste y entonces los westerns estaban muy de moda.

Bruce Lee falleció muy joven, en 1973. Carradine murió en 2009. Luego, llegó otro excepcional intérprete de este tipo de lucha que, sin duda, es el más admirado. Les hablo de Jackie Chan, que empezó haciendo de extra especialista en las películas de Bruce Lee y ya lleva más de cien películas protagonizadas con un tono muy distinto, ya que Jackie suaviza las luchas con una comicidad llena de trucos increíbles que llevan implícito un enorme riesgo que él asume personalmente sin dejarse doblar. Jackie Chan está entre mis actores preferidos, aunque no trataré nunca de imitar sus acrobacias.