Singularidad de Jaén y Cazorla

Jaén y Cazorla han recibido dos menciones que las revalorizan y aportan valor a nuestra provincia. Jaén merece visitarse y disfrutarse, según The Guardian, por sus atardeceres en la cruz del castillo; Cazorla, se ha convertido en la capital del turismo rural 2022, sumándose a la nómica de pueblos como Santillana del Mar y Sigüenza. El atractivo de Jaén, lo reconoce Begoña Rueda, porque sus barrios “conservan atractivos muy poco turísticos”; y recomienda las visitas a los Museos, la ruta por la Vía Verde del Aceite y lugares nocturnos. La elección de Cazorla como prototipo del turismo rural en España se ha debido al destacado papel de bienes culturales como el Castillo de la Yedra, con su Museo de Artes y Costumbres Populares, dominando el blanco caserío y el verde Parque Natural poblado de pinos, encinas y alcornoques, en el que viven cabras montesas, ciervos, buitres o búhos reales.

Si buscamos paralelismos, el castillo de Jaén, nos remite a personajes como Fernando III o el Condestable Lucas de Iranzo que lucharon por la creación de identidad de un territorio fronterizo que hermanaba Andalucía y Castilla; en tanto que, en Cazorla, un arzobispo humanista y guerrero, don Rodrigo Ximénez de Rada, creaba el Adelantamiento de Toledo, para consolidar una nueva organización que tenía en el castillo de la Yedra y en el de las Cinco Esquinas sólidos baluartes. Si de emblemas religiosos se trata, Jaén cuenta con la más armoniosa y bella de las catedrales andaluzas, fiel a la traza renacentista de Andrés de Vandelvira; Cazorla conserva las ruinas de la iglesia de Santa María que Vandelvira diseñó por encargo del gran mecenas renacentista, don Francisco de los Cobos. Conserva Jaén referentes musulmanes como sus baños árabes; en tanto que la morfología urbanística musulmana de Cazorla puede admirarse desde balconadas toledanas de madera. La modernidad civil se concretó en arquitecturas que van desde residencias nobiliarias serranas como la Casa de las Cadenas al Palacio Provincial de Jaén. Así, pues, la diversidad de relación entre ciudad y territorio; las peculiaridades de la ubicación del patrimonio cultural en el patrimonio natural; o las peculiares tradiciones gastronómicas, marcan el atractivo de ciudades tan singulares como Jaén y Cazorla.