Servir a Dios y al dinero

    13 ago 2023 / 09:00 H.
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    El récord al mayor pelotazo urbanístico en la historia de España lo tiene la Iglesia Católica cuando en menos de dos décadas ha registrado a precio de ganga la inmatriculación de casi treintaicinco mil bienes. Legitimados en 1998 por un Real Decreto del presidente Aznar, los obispos pagaron en 2006 treinta euros por poner a su nombre la mezquita de Córdoba, el mismo número de monedas que Judas recibió por traicionar a Jesucristo, y casi la mitad de lo que cobran hoy por entrar a verla. La jerarquía eclesiástica española viene mostrando su catolicismo ortodoxo y político desde antes de la democracia, siempre tan alejada de la doctrina de conciliación que Jesús de Nazaret predica en los Evangelios, y cercana al credo capitalista que tantos bienes les aporta. El papa Francisco en “La alegría del Evangelio” de 2013, nos dice: “La adoración del becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano”. Por eso no extraña que los jóvenes catolicistas españoles lo recibieran con el “cara al sol” y el “que te vote txapote” allá en Lisboa.

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