Ser o no ser
Dos máximas despiertan mi admiración y me mueven a reflexionar. La primera, de Sócrates: “Sólo sé que no sé nada”. La segunda, Shakespeare la pone en boca de Hamlet: “Ser o no ser, esa es la cuestión”. Sócrates era un sabio, ¿por qué se expresó con tanta humildad? ¿Qué efectos se derivan de su afirmación? Sócrates constata que cuanto más aprende, más entiende que es infinito lo que le falta por saber y esto le lleva a una actitud activa, diligente y abierta: como no sabe lo suficiente, desea seguir descubriendo las verdades que oculta el universo. Pero esta actitud socrática nos guía a otra conclusión dolorosa: el que no sabe, desconoce su ignorancia y, lleno de presunción, desprecia el estudio y la ciencia; los considera innecesarios; cree que lo entiende todo. Si acudimos a la certera frase de Hamlet, podríamos, por tanto, preguntarnos: ¿Es más noble no ser y dejarse llevar por la ignorancia y la pereza o ser auténtico y armarse de valor y lanzarse a la lucha que conlleva el conocimiento? Tú, amigo lector, tienes la respuesta...