Ser español

Hace 50 años, durante una entrevista que hice al actor cómico Franz Johan, en el desaparecido teatro Cervantes, un actor nacido en Austria y que llegó a España en 1942, con la compañía de “Los Vieneses” y que, al pasar los años, adquirió la nacionalidad española, me dijo que él era más español que yo. “Usted es español porque nació en España, pero yo lo soy por mi propia voluntad”. Son palabras exactas que, así leídas de corrido, suenan muy bonitas. En aquel instante le felicité por esta frase porque tampoco era cuestión de discutir con él qué clase de intereses le llevaron a pedir la nacionalidad española. Porque intereses hubo, lógicamente. Pero a mí me llenó de satisfacción el que un actor tan popular como él se sintiera tan español. Aquellos eran los años 60 en los que Franz Johan junto Gustavo Re y la ventrílocua Herta Frankel triunfaban en la televisión y en los teatros de toda España.
Aquellos, lógicamente, eran otros tiempos. Y Franz Johan y cualquier otro podía presumir de su españolismo a pesar de que, desde que vino a España 25 años antes, había estado residiendo en Barcelona. Hoy ya es otra cosa, o más bien diría que hay quienes están empeñados en que las cosas sean de otra manera sin darse cuenta —porque no quieren— de que hasta el día de hoy todo el que nace en suelo español, incluida Cataluña, es español. Esto es algo que no ha cambiado todavía. Yo no sé lo que les contarán a los niños en las escuelas catalanas sobre este particular, pero si les enseñan que Cataluña no está en territorio español los están engañando como a chinos. Y no comprendo por qué a un jugador como ha sido el catalán Carles Puyol, símbolo y ejemplo en su club —el Barcelona— y en la selección española se le ha criticado de manera tan salvaje a través de la redes sociales —cobijo de muchos cobardes miserables—, porque en un vídeo para promocionar la Liga en China, termina diciendo: “Soy Carles Puyol. Soy español”. Todo muy normal, además de cierto.
El Barça no ha salido a defender al que ha sido uno de sus mejores futbolistas, admirado y respetado por los aficionados españoles de todos los colores. El Barça podría haber empleado en defender a Puyol un mínimo del énfasis que puso en defender a Messi, un jugador inmenso, pero convicto de fraude a la Hacienda Pública, algo poco ejemplar.