Salarios de eficiencia

    18 feb 2025 / 09:07 H.
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    Durante las últimas semanas, e incluso meses, están en el debate público y político de nuestro país temas tales como la semana laboral de cuatro días, la reducción de la jornada a 37,5 horas semanales o el incremento del Salario Mínimo Interprofesional —SMI—. Creo que compartirán conmigo que está muy asentada en el imaginario colectivo la leyenda urbana de que la subida de salarios o el acortamiento de las horas de trabajo es perjudicial para la productividad de las empresas y, consecuentemente, para su supervivencia y, en última instancia, para el empleo. En el contexto de este debate he rescatado de mi memoria la “Teoría de los salarios de eficiencia”, que se remonta a los años ochenta del siglo pasado y que fue divulgada por los economistas George Akerlof, Joseph Stiglitz o Carl Shapiro, los dos primeros obtuvieron en su momento el Premio Nobel de Economía.

    El salario de eficiencia es un incentivo para conseguir que los trabajadores se esfuercen más. Esta teoría lo que sostiene es que el empleador debe tener en cuenta cómo repercute un sueldo bajo en la moral y la eficiencia del trabajador. En efecto, el empleador no se beneficia cuando mantiene con salarios reducidos a sus trabajadores, ya que estos terminarán resentidos y desganados, afectando negativamente a la productividad. Por el contrario, si ofrece un sueldo superior —un salario de eficiencia—, ello motivará a los trabajadores a ser más eficientes. Se puede justificar el pagar salarios por encima del nivel de equilibrio del mercado, entre otras razones, por: a) Se minimizan los costes de rotación del personal, puesto que los trabajadores se esforzarán más por conservar sus puestos de trabajo; b) Se incrementa la productividad de los empleados al sentirse más motivados, reconocidos y valorados en sus trabajos; c) Esto es más necesario en aquellos puestos en que el empresario necesita tener gran confianza en sus empleados, bien porque guarden secretos industriales o manejen grandes cantidades de dinero; d) En los países subdesarrollados un aumento del salario puede permitir que los trabajadores se alimenten mejor y, consecuentemente, sean más productivos.

    ¿Somos felices en nuestro trabajo? Según un estudio realizado por la consultora GALLUP en 2024: el empleado español está triste, sufre estrés e ira en su puesto de trabajo. Según el análisis efectuado, el 36% de los empleados reconoce que padece estrés a diario a consecuencia del trabajo, un 25% confiesa estar triste, un 22% experimenta ira por las condiciones que tiene que soportar y solo el 41% evalúa su vida como próspera. Parece más que evidente que un empleado que sufre estrés, tristeza o ira en su vida laboral, difícilmente arrojará unos niveles de productividad adecuados. Si miramos el panorama español vemos algunos ejemplos de empresas que han entendido perfectamente que salarios bajos y largas jornadas no es el camino para incrementar sus beneficios. Por ejemplo, Software DelSol, con sede en Geolit (Jaén), fue en 2020 la primera empresa de España en implantar la jornada laboral de cuatro días a la semana. Según sus propios balances, tres años después la empresa ha incrementado su facturación un 80,8% y cuenta con 195 trabajadores, 12 más que cuando iniciaron este proyecto pionero. Mercadona es otro ejemplo de política laboral que busca la productividad y el beneficio a través del bienestar de sus empleados. Así, sus más de 104.000 trabajadores disponen de contrato fijo y un sueldo bruto al mes que supera en un 72% al SMI. Fue en 1983 cuando se estableció en España la jornada de 40 horas semanales máximas y es 42 años después cuando se pretende reducir este tope hasta las 37,5, además del incremento del SMI y los avances hacia una jornada semanal de cuatro días. Seguramente no todas las empresas se pueden permitir estos avances, por lo que habrá que progresar con cautela en la tramitación parlamentaria del proyecto de ley de reducción de la jornada, diferenciar por sectores y establecer periodos de adaptación, pero siempre con la premisa de que el bienestar laboral ayuda a aumentar la productividad del trabajo.



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