Vacía y exprimida

Mi compañero Julio y yo hemos abordado el tema de la España vacía y vaciada en varias ocasiones, no es para menos, es un tema que nos preocupa y del que no podemos evadirnos, porque hablamos desde Jaén, un territorio que se desangra poco a poco. El tema ha vuelto a saltar al plano nacional porque se anuncia una plataforma política que busca el “voto del cabreo”, una forma de resistencia ciudadana que demanda políticas comprometidas con sus problemas y que castiga al sistema de partidos más tradicional. Obvio que hay una España que está vaciada y que requiere soluciones urgentes, y que mucho de ello pasa por ser reconocido en los presupuestos, en la creación de políticas laborales, sociales y culturales que resuelvan algunos de los problemas complejos por los que pasan estos territorios. ¿La medida pasa por una revuelta política de los que votan en la España vaciada? Sin duda que sí. Pero también por entender el espacio propio. Solo falta darse una vuelta por el centro de Jaén y es de llorar, cientos de locales vacíos, un desastre a todos los niveles, a la vez que en la periferia se están construyendo miles de metros cuadrados de centro comercial. ¿Entonces? Obvio la España vacía es también una perita en dulce.