Robar no es anecdótico

    28 jul 2025 / 09:07 H.
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    La trama de corrupción de Cristóbal Montoro tiene que ser vista con cuidado, pues es un episodio que tiene una importancia, más allá del hecho obvio. Aunque aquí hay algo más que con los Koldo y compañía, porque en este caso se puso en marcha una trama que pone en evidencia las verdaderas formas de cómo funciona tanto el poder del Estado como del propio sistema neoliberal. Lo primero, porque el Estado ha jugado con la idea de que, en una democracia, los ejercicios materiales han de ser públicos, y el caso Montoro demuestra lo contrario, el Estado está al servicio de las grandes corporaciones. Segundo, que todo es negociable más allá de la ley, si sabes (y puedes) con quién hablar. Tercero, que si vamos hablar de corrupción, tenemos que ampliar la idea de qué es política, pues esta incluye también lo cultural, lo social y, sobre todo, lo mercantil. Cuarto, tenemos que empezar a pedir responsabilidades a las empresas que están implicadas en esto. De esta manera, las empresas implicadas deberían perder el derecho a acceder a subvenciones, ayudas y licitaciones del Estado. Y, por último, que los partidos propongan una ley que no permita que nadie que haya tenido un cargo de responsabilidad asesore o se siente en la mesa de las grandes corporaciones. En definitiva, algo tenemos que aprender de esto.

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