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    17 jul 2019 / 10:59 H.

    La sensibilidad parental de los progenitores no custodios en fechas de estancia vacacional está a flor de piel, siendo no en pocos casos destrozada por el abuso de derecho de la progenitora custodia, que impide bajo cualquier excusa barata el cumplimiento de las medidas matrimoniales. O también al contrario —hay que decirlo— el que ha de ejercerlas no se presenta ante sus hijos expectantes y necesitados del familiar acontecimiento. ¿Dónde quedan entonces los derechos y el amor parental hacia esos menores? Tanto en un caso como en otro, desde luego consiguen su objetivo: el destrozo anímico y sentimental. Yo lo maldigo y desprecio en lo más profundo, ya que desgraciadamente, cuando llega la ejecución judicial de las medidas, ya se ha perdido otra ocasión más, no compensable. ¿Quién repara el daño? Nadie, es hacer daño por hacerlo, y quien más lo sufre será la hija o hijo. Yo rogaría que por alguna vez las ejecuciones sean sumarias y ejemplares, cambiando la guarda y custodia como legalmente está previsto para incumplimientos reiterados, dado que las barbas mojadas podrían aclarar a muchas y muchos obtusos.