¡Qué bien vivíamos!

Decía Miguel Bosé que anteriormente sí había libertades, que uno podía expresar lo que quisiera sin que nadie lo reprendiese o censurase. Y ahora no. Es libre de decirlo, ¿pues no lo hizo respecto a la pandemia y sus vacunas? Y lo que le fastidia es que ahora no se celebran sus gracias. Con Franco, la saga Dominguín era intocable. Podían ser amigos del rojo Picasso y alternar con la crema franquista. Vivían en esa libertad idílica del dinero que les era negada al común de los españoles. Vivían bien. En la movida madrileña se descubrió, por parte de los niños de papá franquista (ya sin Franco), que podían hacer lo que les viniese en gana (ponerse ciegos de droga...) pues contaban con el dinerito de papá y la libertad que los demás les habían conseguido. Sí, la había según Bosé; su libertad. Ahora la moralina y puritana simpleza del ofendidito/a por todo nos lleva a plantearnos antes qué hacer (o decir) no vaya a ser que se nos tache de tal etiqueta a cual más despreciable (según los etiquetantes). Sí, Bosé, con los de antes vivíamos mejor. Pues volvamos si tan bien nos fue.