Prométeme otra vez

    15 mar 2025 / 09:41 H.
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    A María le ha dicho su casera que le va a subir el alquiler, a ella y a las tres compañeras con las que comparte piso, la friolera de un 15% respecto al que importe que pagaban el año anterior. La vivienda es antigua, con frecuencia, surgen problemas de atascos y humedad en los baños porque las tuberías no dan más de sí. Los muebles se caen a pedazos, los colchones tienen marcadas las espaldas de demasiados inquilinos y las camas se quejan como viejas con artritis. María lleva casi un año trabajando, pero no se plantea vivir sola, pues el alquiler se llevaría la mayor parte de su sueldo y quiere ahorrar para algún día tener una vivienda propia, un objetivo a muy largo plazo. Mientras los hijos se eternizan en las casas de sus padres o viven compartiendo pisos de mala muerte, las administraciones, viendo que el problema de la vivienda es uno de los que más preocupa a los jóvenes en las encuestas, empiezan a hablar de construir viviendas de protección oficial. A los anuncios que ha hecho el Gobierno Central se suman los de la Junta de Andalucía, pero me van a perdonar que no salte de alegría porque del dicho al hecho hay mucho trecho y sí no, que se lo digan a los que están esperando a subirse en el tranvía de Jaén.



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