Prioridades de vida
En estas fechas son muchas las empresas que cierran su ejercicio económico anual. Y con él se realizan algunos cambios que afectan a estrategias, productos, servicios, inversiones e igualmente, a personas. Es tiempo de eficientar sus balances, de realizar ajustes y de decidir mover piezas a fin de conseguir hilvanar procesos y operaciones en busca de la tan deseada rentabilidad.
Al igual que las personas jurídicas, las de a pie, deberíamos compartir reflexiones en torno a cómo ha sido, cómo está siendo y fundamentalmente, cómo queremos que sea el próximo año y, al igual que las organizaciones, tomar decisiones que de una forma u otra nos sitúen en un escenario fértil para seguir mejorando y rentabilizando la que sin duda es, la mejor y más importante empresa que todos tenemos, que no es otra que la de nuestra propia vida.
El término “eficientar balances” cobra un nuevo significado cuando lo aplicamos a nuestras propias vidas. ¿Hemos maximizado nuestras fortalezas y minimizado nuestras debilidades? ¿Hemos invertido adecuadamente nuestro tiempo y energía o, por el contrario, nos hemos enfrascado en discusiones y conflictos innecesarios?
Ric Elias, CEO de Red Ventures, es conocido por su inspirador discurso sobre las lecciones que aprendió durante el aterrizaje de emergencia del vuelo 1549 en el río Hudson en 2009. Una de las frases más impactantes de su discurso es: “¿Quieres ser feliz o tener razón?”
Elias enfatiza la importancia de reevaluar nuestras prioridades. Su experiencia cercana a la muerte le hizo darse cuenta de que muchas veces nos enfocamos en cosas insignificantes y perdemos de vista lo que realmente importa, como la familia, la salud y la felicidad. También destaca la importancia de vivir en el presente. Su experiencia le enseñó que la vida es impredecible y que debemos aprovechar cada momento, enfocándonos en lo que nos hace felices ahora en lugar de preocuparnos constantemente por el futuro o aferrarnos al pasado.
El proceso de ajustar estrategias no es ajeno a ningún individuo. Al igual que las empresas redirigen recursos hacia áreas más prometedoras, nosotros también debemos considerar dónde enfocar nuestra atención y esfuerzo en el próximo año, teniendo en cuenta que la adaptabilidad y la capacidad de aprender de nuestros errores son la clave para el crecimiento continuo.
Un crecimiento que nos debiera ayudar a redefinir el éxito, no solo en términos de logros profesionales o materiales, sino también en términos de relaciones significativas y de bienestar emocional. Como explica el citado directivo en su discurso: el verdadero éxito incluye ser feliz y estar en paz con uno mismo y con los demás.
Es por tanto necesario, tomar algo de perspectiva y no ignorar la importancia de las inversiones en nuestras vidas. No solo económicas, sino también emocionales e intelectuales. ¿Hemos invertido en relaciones significativas? ¿Hemos cultivado nuestra salud física y mental? Estas inversiones son fundamentales para construir una vida plena y satisfactoria.
Cada elección, grande o pequeña, configura nuestro camino hacia el éxito personal. Al igual que las empresas que buscan la rentabilidad financiera, nosotros deberíamos buscar la rentabilidad en términos de satisfacción, realización y bienestar.
Vivimos demasiado deprisa y, en muchas ocasiones, nos ocurre que no tomamos conciencia hasta que le vemos las orejas al lobo y, es ese preciso instante el que nos recuerda que la vida es corta y valiosa. Un momento crítico que nos toca de cerca es el que nos insta a priorizar la felicidad sobre la necesidad de tener siempre la razón, a vivir en el presente y a valorar las relaciones y experiencias que realmente importan.
Tengo claro que la planificación estratégica, la evaluación crítica y la adaptación son fundamentales para asegurar que avanzamos hacia un futuro más próspero y satisfactorio. Así pues, que cada decisión que tomemos nos acerque un poco más a alcanzar nuestra versión más plena y rentable.