Primavera cristiana

    04 abr 2021 / 13:54 H.
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    Un año más, fiel a su cita después del frio e inhóspito invierno, la luz de la vida vuelve a florecer y brillar con fuerza renovada y única. Para los romanos la primavera era la primera verdad, que es la vida que hoy, domingo de Resurrección brota a borbotones en el mundo entero y salta a toda la humanidad, es la victoria de la esperanza, de la utopía de que es posible un mundo mejor y un corazón más bueno y libre que siempre puede brotar en cada ser humano. La pascua cristiana sobrepasa al mismo cristianismo, es una fuerza capaz de cambiar la humanidad, de derrotar la mentira, la falsedad, el egoísmo, el narcisismo, la injusticia con la llama del amor, de un amor tan grande como el que solo Dios puede dar a cada ser humano sea quien sea y como sea, si está abierto a dejarse amar. Eso es lo que celebramos los cristianos en la Pascua, el triunfo definitivo y total de la bondad, misericordia y perdón de un Dios hecho hombre. En estas fechas siempre me acuerdo de Antonio Machado en su poema al olmo viejo soriano que, para mí es una oración y un anhelo profundo de que donde hay esperanza siempre puede resurgir algo nuevo. A eso llamamos vida. Con el poeta sevillano rezo: “Mi corazón espera, también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera”.

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