¿Por qué votar el 10N?

22 oct 2019 / 10:05 H.

Nadie diría a estas alturas del otoño que estamos en campaña electoral y que tenemos que decidir de nuevo sobre quién nos gobernará durante los próximos cuatro años. A tres semanas de que volvamos otra vez a las urnas, apenas se percibe campaña electoral, sino una sucesión de reproches y mensajes improductivos en medio del conflicto catalán, que tal y como se preveía tras la sentencia del “procés”, ocupa y ocupará el centro de la atención política en los próximos meses. El conflicto catalán va a ser clave no solamente en estas elecciones, sino en las negociaciones del día después, cuando haya que formar gobierno.

Encontrar una salida a una situación de estancamiento que empieza a ser una rémora para España y para Cataluña, es una prioridad para el gobierno que se componga después de las elecciones del 10-N. Nada puede servir ya de excusa para demorar una crisis tan estructural para el buen funcionamiento del Estado y de nuestras instituciones democráticas. Suele ocurrir en los últimos tiempos, que cuando más trascendental resultan unas elecciones, menos participación electoral se produce, llegando a la paradoja de que decisiones tan importantes como el Brexit o las ultimas elecciones norteamericanas han contado con un porcentaje de participación por parte de los electores muy baja. En España en las últimas elecciones de mayo, la participación fue un éxito, el 75,7% de la ciudadanía salió a la calle a decidir sobre su futuro. Los pactos fallidos y los errores de los líderes de los diferentes partidos, han generado una situación de hartazgo y agotamiento en el electorado, que se muestra ahora reacio a volver a las urnas, especialmente los jóvenes que lo hacían ilusionados por primera vez. La hazaña del 75% de participación difícilmente se volverá a vivir por la actitud de rechazo a unos líderes, que lejos de estar a la altura de las circunstancias, han demostrado anteponer sus intereses partidistas a las necesidades y prioridades del país. La crudeza de la situación actual, sin embargo requiere de la opinión y la participación de todo el mundo, porque solamente si la mayoría decidimos, estarán legitimadas las decisiones tan trascendentales, que el gobierno tendrá que adoptar en los próximos meses y años. Por eso creo que hay que ir a votar y hacerlo decididamente, por varias razones:

Primero: Porque el conflicto catalán exige una respuesta firme y valiente del Estado, lejos de coyunturas partidistas.

Segundo: Porque se precisa una reforma fiscal que garantice bajo el cumplimiento del principio de estabilidad que exige Bruselas ingresos suficientes para hacer frente a las necesidades del Estado y de las administraciones.

Tercero: Porque es urgente afrontar las reformas necesarias del estado del bienestar y especialmente, la sanidad, las pensiones, la educación y los servicios sociales, para blindar posibles tentaciones de recortes en las políticas, gobierne quien gobierne. Más que nunca necesitamos que las políticas públicas funcionen.

Todos los partidos que se presentan a estas elecciones saben muy bien que el próximo gobierno de España tendrá que ser necesariamente un gobierno de pactos y acuerdos entre distintas fuerzas. Esperemos así que tras dos legislaturas fallidas, la madurez de nuestros líderes nos conduzcan a la estabilidad precisa y las políticas que necesitamos.