Por ellos. In memoriam

    01 nov 2022 / 16:11 H.
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    Cuán gritan esos malditos/ Pero ¡mal rayo me parta/ si, en concluyendo esta carta,/ no pagan caros sus gritos!”. Así empieza el “Don Juan Tenorio” de Zorrilla, una obra sublime que, por tradición, se interpreta la Noche de Todos los Santos. Doña Inés, dulce y amorosa, confiada y llena de bondad. Don Juan, soberbio, vil y canalla. Él mismo se define al decir: “Por dondequiera que fui,/ la razón atropellé, / la virtud escarnecí,/ a la Justicia burlé / y a las mujeres vendí.../ y en todas partes dejé/ memoria amarga de mí”. Pero hasta este desdichado crápula fue amado y amó. Y ese amor, como ocurre a veces con los amores ciertos, lo salvó. Hoy, releyendo este drama, recuerdo a mis santos particulares, los que se fueron de mi vida dejando mi corazón a la par roto y sereno. Enjugo las lágrimas que brotan sinceras sin apenas darme cuenta y sonrío con resignación y con la absoluta certeza de que desean mi felicidad igual que yo su paz. Converso con ellos a ratos, los siento vivos en mi memoria, así como que su amor, generoso y desinteresado, es lo que inevitablemente me salva. Por eso y parafraseando a medias a don Juan digo: Mal rayo me parta si en concluyendo esta carta... no doy las gracias por haberlos tenido. Por ellos. In memoriam.

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