Polvo del desierto

    18 mar 2022 / 16:35 H.
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    Llueve polvo del desierto y deja un paisaje anaranjado que le da un aspecto post apocalíptico a los objetos que nos rodean. Observo con asombro este acontecimiento e imagino que soy la única superviviente de un desastre nuclear. Y este pensamiento tendría su gracia, si no fuera porque las vidas de mucha gente están en las manos de un desalmado, un hombre sin piedad, que tiene la suficiente potencia nuclear como para arrasar Europa. Putin que es capaz de utilizar la fuerza contra sus vecinos, que son casi sus hermanos pues tienen un pasado común, ¿qué no haría con el resto de los europeos a los que desprecia por débiles y decadentes? No le temblaría la mano al apretar el botón nuclear si supiera que ese gesto no le traería consecuencias. La contienda sigue, Ucrania agoniza bajo el peso de las botas rusas, pero no se rinde. Desde la pantalla de nuestro televisor observamos el dolor que transmiten las miradas de los ucranianos, mayor incluso del que expresan sus palabras. La lluvia ensucia nuestras calles como las imágenes de la guerra embarran nuestras conciencias. El polvo del Sahara acabará fecundando nuestras tierras, dicen que transporta vida en sus entrañas, en cambio, la guerra solo nos traerá muerte y destrucción.

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