Política versus Lepanto

13 ene 2025 / 09:05 H.
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Me parece que, sin duda, es objetable la utilización de la sede del Senado para que la derecha más integrista de este país propale su condena radical a la ideología de género, al lobby Lgtbi+ y a cuantos derechos se han ido conquistado en la última década, en favor de la siempre deseada igualdad. Alguien ha denominado tal utilización como “internacional del odio” o “parque temático de la extrema derecha”.

Sea o no sea así, me interesa constatar la ignorancia o, acaso, la desmemoria sobre cuestiones ya debatidas y, diría, que sentenciadas, al menos, en lo que concierne a la doctrina explanada por Jaime Mayor Oreja. Y aplaudida por cierta derecha recalcitrante, que también apoya el PP, apostando por la verdad de la creación frente al relato de la evolución, esto es, manteniendo o aproximándose a un postulado del creacionismo anticientífico.

Hace más de medio siglo, ya se reflexionaba en medios más especializados que aquellos que utiliza el exministro del Interior, acerca del acotamiento de los dos conceptos, creación y evolución, y se mantenía la absoluta compatibilidad de ambos extremos, en el sentido de que el acto creativo pudo realizarse, en su caso, por el creador, en cualquiera de los instantes en el que se considerase más operativa la evolución.

Supongo que es un evidente error confrontar las políticas de progreso con las certezas que te exige la fe. Esa pretendida regeneración que defiende Mayor Oreja y Javier Puente se hace consistir en una sociedad regida por la fe. Resulta que esa cultura de la muerte que “amenaza la matriz cristiana de Occidente”, invocada una y otra vez por tan próceres prohombres, se asemeja “versus Lepanto”, a la profesada por otros colectivos respecto de los que subyace el pronóstico de terrorismo. Y a propósito de migraciones: de verdad, que sólo halla explicación en la locura, la “teoría del gran reemplazo”, en cuya virtud, en la agenda progresista existe un epígrafe consistente en que se reemplace a la población europea, mayoritariamente cristiana y blanca por otra de determinadas razas y religiones, lo que desnaturalizaría la civilización. Y Vox tenía que concluir el correlato: “Algunos prefieren las políticas de sustitución, en lugar de las políticas de familia”.

Que yo sepa, no ha existido una crítica generalizada que desmonte tanta barbaridad junta. Atención a quienes ofician los gobiernos de más de la mitad de Europa. Atención a las desmesuras de Donald Trump, a la falta de memoria de la política en Alemania, atención a esa dolosa plutocracia que, desde Estados Unidos se pretende imponer a Europa. Con múltiples carencias, pero nos hemos dotado de un Estado del Bienestar, que empieza a cuestionarse entre la población y a desfallecer las políticas de progreso.

Tal vez, si no existe reacción, hablarán los reaccionarios valiéndose incluso, de esa pérfida democracia que ideo el exterminio. Y recuperando al ínclito Javier Mayor Oreja y su proyecto en la cumbre antiabortista del Senado, resulta de aplicación la vieja plegaria: “Guárdenos Dios de etcétera de escribano y de quid pro quo de boticarios”.




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