Poesía en los jardines

Te conocí hace ya mucho tiempo... me sorprendiste aquella primera vez cuando la primavera había pintado de colores tus románticos parterres. La luz de la mañana mostraba tu imagen de una manera única, contemplarte y dejarse envolver por ti, pasear al compás del aroma que se calaba dentro fue una experiencia mucho más que agradable. Nunca imaginé que volvieras a sorprenderme, hace unos días he vuelto a ti, a tus paseos amables, a tu flora inquietante, a tus cielos azules de verano, a tu encuentro. Desde las aguas del monte que te alza, cantando su canción sonora fuiste dejando en mí, la suave melodía de los sueños. Eres el dulce susurrar de alegre colorido, donde el verde se transforma en multitud de tonos. La tierra es un marrón anaranjado, está seca y sedienta, más mil fuentes te prestan ese azul transparente que de los surtidores de leones y ranas cantan su melodía de acuáticas y susurrantes notas. Aún te quedan rincones de tu rostro primero, ya no hay hedores malolientes, ahora el mirto aromático circunda tus parterres donde las rosas sueñan. Hay un dulce latido en tus glorietas y el monte nos regala el compás de su canción de gotas. He dejado mis huellas sobre tu suave albero, me he deleitado en tus caprichosas formas de azulejos de ensueño. He sentido tus árboles y arbustos, tus plantas trepadoras, y he vuelto a mi niñez al ver el chamerón subiendo a las alturas. Me deleité mirando a los magnolios, se detuvo un momento la mañana repleta de saberes y conocí las raíces flotantes, las que parecen hojas y no son más que prolongaciones del tallo... Mil caricias sentí mientras andaba, mil latidos noté donde habita la vida en este paraíso de emociones. He vuelto a tu genial estanque de los patos, a la sombra que tiende el algarrobo con sus brazos abiertos, he visto tu sonrisa volver a dibujarse entre las hojas de aquel naranjo amargo. He sentido la vida entre el bambú y el esbelto ciprés, mientras el acebuche me miraba y entre sus viejas ramas me traía recuerdos de mi tierra de olivos. Hoy canto para ti porque me has conquistado, con tus trazos, tus flores, tus aromas... mil poemas declaman tus jazmines, Bécquer tendió sus rimas... y en románticas notas la poesía está viva en tus jardines.