Poemas en el cielo de otoño

    11 dic 2025 / 08:31 H.
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    Los versos deshacían las rimas en el folio en blanco sobre el cielo de otoño. La belleza de sus estrofas dejaba sentir un deleite en el alma, y la vista percibía un espectáculo asombroso que se abría como un libro de poemas escrito sobre el cielo. Todo en una tarde, todo en unos cortos instantes, como si el tiempo tuviera prisa por completar aquella obra poética rápidamente. Las palabras volaban en un compás veloz y se entrelazaban cuando la rima y la musicalidad de la composición se unían, haciendo posible aparecer la magia de la poesía en aquel lugar, cuando los minutos recorrían el espacio del tiempo. Tuve la suerte de percibir aquella maravillosa escena. La pluma del cielo escribía rápidamente y no permitía dejar de observar cómo las palabras rimaban en perfecto orden y se adherían al corazón de quién lo contemplaba. Mientras que en el papel en blanco del cielo surgía un poema distinto.

    La tarde musitaba levemente un canto a la belleza, entre las notas de aquellas sílabas como una danza suave, como un rimar de colores, formas y sensaciones. Un canto a la naturaleza, a unos momentos breves donde las nubes se habían teñido de un rosa fuerte y parecían, cuando se contemplaban, como algodones de azúcar que pintaban el entorno sobre distintos verdes. Nubes transparentes con formas mágicas y coloridos suaves y brillantes, donde se podía leer, sin obstáculos, aquella maravilla de poema que calaba en la vista. Habían bajado tanto que casi podían tocarse. Mientras la tarde recorría su camino hacia el ocaso. Aquella misma noche surgió otro poema sobre el cielo de otoño. El castillo en Jaén tuvo el privilegio de poder recitar tanta belleza escrita en las horas donde el azul profundo había decorado la noche.

    El firmamento arrugado como una colcha fruncida sin buscar la perfección de su alisado. Era como una escena de arenas del desierto movidas por el viento, que habían quedado como estratos de colores azules, morados y negros, con algún matiz en plata, cuando la luna fría se dejaba asomar a través de las nubes. Me conmovieron esos versos rimados en el cielo cuando la noche los escribía con tinta de luceros y resplandor de luna. Poemas en el cielo de otoño cuando Jaén suspira emocionada.

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