Piedra o papel

Qué parte de nuestro cerebro no se ocupa de recordarnos el dar la importancia suficiente a todo lo que puede desaparecer y esfumarse como si de humo se tratase en cualquier momento. Qué parte de ese procesador no es capaz de entender que nada, absolutamente nada, es para siempre. ¿Por qué razón, el ser humano no está programado para eso? El tiempo se mueve tan rápido, que a veces olvidamos respirar, nos olvidamos hasta de vivir, sólo cuando nos cuesta o ya no podemos hacerlo, es únicamente cuando apreciamos lo importante que era. Lo decimos, lo pensamos, lo hablamos, lo compartimos con los demás pero en realidad no somos conscientes de ello, o ya es demasiado tarde para poder volver atrás y recuperarlo. Si a eso le sumamos la falta tan grande de gratitud que existe, corremos el riesgo de perdernos cosas tan importantes como es descubrir a qué sabe la plenitud. Es como si la mente a veces estuviera llena de piedras tan pesadas que cuesta cogerlas, lanzarlas y deshacerse de ellas. Y realmente no es tan difícil, simplemente es darse cuenta que lo que puede parecerte una piedra es un papel, en el que pone escrito “nada es tan importante” , simplemente tienes que leerlo.