Periodistas

Él no estudió nunca Periodismo. En aquellos tiempos no había donde hacerlo. Él estudió Magisterio y Derecho, pero Emilio Romero, de quien les hablo, tenía decidido que sería periodista. A los 23 años, ya era director de “La Mañana de Lérida”, periódico que algunos años después dirigió mi inolvidable amigo Pedro Morales, a quien yo le mandaba algunos dibujos para su publicación. Emilio Romero llegó a dirigir varios periódicos, como “Pueblo”, creó publicaciones y llegó a ser considerado uno de los periodistas más importantes de su época. No renunció a la política y fue consejero nacional del Movimiento por Ávila, su tierra, y procurador en Cortes. Dirigió la flamante Escuela Oficial de Periodismo y fue nombrado delegado nacional de la Prensa y Radio del Movimiento en 1976.
Fue entonces cuando yo empecé a escuchar su nombre, por el respeto —y algo más— que le tenían los entonces director y administrador de Diario JAÉN. Una orden del jefe Emilio Romero había que cumplirla a rajatabla. No se me olvidará el despliegue de celosa información sobre la actuación en nuestra ciudad de la bailarina Sara Lezana, por la que se decía sentía don Emilio un interés especial. Eran otros tiempos, claro está. Y Emilio Romero tenía un gran prestigio como periodista y como escritor. Famosos fueron sus artículos políticos en los que siempre figuraba un gallo. Fue Premio “Planeta”, Premio Nacional de Literatura, Premio “Ateneo” de Sevilla, y muchos más. Pero debo confesar con un poco de pudor que jamás llegué a leer una sola línea de los millones que escribió. A mí, entonces, la política, fuere del color que fuere, no me llamaba la atención. Claro que, bien mirado, solo había un color para elegir.
De aquellos periodistas y escritores nacionales solo llegué a conocer —que recuerde ahora— a Vizcaíno Casas, ya en el entonces recién inaugurado edificio de JAÉN. Al enterarse de que yo era el de las caricaturas, cogió un bolígrafo y sobre mi mesa dibujó como un rayo su propia caricatura. Bueno, un detalle simpático que, además, me quitó trabajo. En aquellos años 60 a mí me gustaba ver las entrevistas que hacía en “La Vanguardia” Manuel del Arco, porque las ilustraba con caricaturas. Del Arco estuvo muchos años manteniendo su sección, pero menos de la mitad de lo que ya dura “La brisa de la Alameda”, gracias a ustedes.