Perdón y piedad
Hoy se ha despertado la mañana con un ritmo silente, hoy hay como un latido diferente, se percibe un compás de sensaciones, de poemas callados que declama la aurora. El aire envuelto en rosas se ha dormido en la esquina, ya se presiente el canto de la primavera, ese canto dulce y armonioso que columpian las dulces golondrinas. Las flores del Calvario han florecido, los bellos nazarenos ya han nacido, casi escondidos pintando están la tierra, las pequeñas laderas, dejando que sus morados tonos ornen entre los verdes y amarillos de un via-crucis de flores suspirando.
Hoy comienza un camino que marca el calendario, un sendero de versos, un encuentro callado, un dejarse envolver por el Amor, poder percibir su latido, su fuerza, su sonido... Y dejar que la dulce melodía pueda expandir su perfume de lirios, la grata esencia que envuelve los sentidos. Y seguir adelante, y no mirar atrás, cuando la noche avanza y el día amanece con una nueva aurora que trae el alba de la suave esperanza. Perdón, Señor, tu pueblo a ti te implora, Jesús de los Descalzos descalzado, una oración de llanto se alza sobre tu cruz, oh dulce Abuelo, que reinas en Jaén y eres anhelo de un Amor no olvidado, de la fe de tu pueblo, de la noche serena cuando Jaén se pinta de morado. Cada paso que das se hace poesía en tus calles, cuando tu sombra se estampa en los balcones, en muros, en paredes, en corazones... que buscan tu ternura, que saben que tu Amor siempre perdura, a pesar de los días donde la tormenta quiere robar la calma, cuando la noche oscura se ha instalado en el alma. Hoy al sentir de nuevo la ceniza, sentiremos también tu dulce amparo, tu compañía, Jesús, en el sendero que nos lleva hasta ti. Y tu piedad, Señor, sobre nosotros, difumina borrando nuestras culpas, nuestras imperfecciones... Vienes hoy a un encuentro de Amor, a dejarnos tu Luz en nuestros corazones, y vacíos de temor y de desesperanza, contemplamos en tu Santo Rostro la verdadera fe y la confianza, más allá de tu imagen, transcendiendo hasta Ti, poder sentir el claro susurrar de la melodía verdadera, de la paz infinita, de la verdad certera. Y Jaén hoy se viste de morado, de ceniza, de perdón y piedad, y silencio callado.