Peces de colores

Lo cierto es que a medida qué pasan los años, la Navidad se va convirtiendo en un nudo de nostalgias. Aquellos días en casa de los abuelos, la zambomba y el cante por villancicos, reverberan en la memoria como un eco al fondo de una montaña. Aquella felicidad de estar todos los que necesitabas que estuvieran. Entonces no había espectáculo de luces al inicio y la Nochebuena era para pasarla con tu familia, para juntarte con todos tus primos a la vez, y para escaparte después a pedir el aguinaldo de casa en casa. Hace unos días escribía en una red social que “la Navidad se entiende hacia atrás cuando uno pone un cubierto menos en la mesa”. Las ausencias se van marcando y la sensación de que ya nada es igual, pesa. Sin embargo, también es necesario hacer a un lado las tristezas, agarrarse fuerte a los momentos, disfrutar de los nuevos comensales y hacer de estas fechas una fiesta para las generaciones que nos siguen, esos que algún día también mirarán atrás con nostalgia, y ojalá lo hagamos tan bien como los que nos precedieron, tanto como para que, cuando llegue el momento, también piensen que ya nada es igual. La memoria es una pecera llena de peces, vamos a procurarles que sean de colores.