¡Papá, ven en tren!

    25 jul 2021 / 13:51 H.
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    Papá, ven en tren. Ese era el eslogan de Renfe allá en los 70. Pero, papi, si tu destino o tu origen era Jaén, mal asunto. No es la primera vez que traigo a colación la desidia con que se nos trata en temas ferroviarios. Y siempre con el dolor que me produce el no disponer de las frecuencias, destinos o material rodante que merecemos. Desde aquella infancia en la que recorrí, de punta a punta, toda España cuando el verano nos traía de vacaciones a la tierra que nos vio nacer, en aquellos vagones de tercera con asientos de madera, carbonilla en ristre, mi afición por el tren no hizo mas que crecer. Llegó después la segunda clase en los vagones verdes de la serie 8000, creo recordar que así se llamaban. (Mi compañero de columna, Manuel Pérez Perálvarez, ferroviario de pro, puede sacarme de mi error si no era así). Estos disponían de fotos enmarcadas en blanco y negro sobre los asientos: imágenes de distintos destinos de Renfe. Zonas turísticas, playas, monumentos que, a los ojos de un niño, se convertían en objeto de deseo. El tiempo pasó y conocí el TER, que no recuerdo que pasara por Jaén. O el que me llevaba, transbordo incluido en Espeluy o Linares-Baeza, a los Madriles con el petate militar a cuestas. Este, lo recuerdo vívidamente, era el Talgo rojo que luego devino en pendular y se vistió de azul y que, claro, tampoco pisó Jaén. Hablando de colores, también disfruté de aquel primo del Pendolino, nuestro inefable Platanito, que parecía una esperanza, pero se desinfló enseguida. Y, de pronto, los trenes ya no eran el “Correo”, el “Rápido” o el “Expreso: empezaban por A: Alvia, Avant, Altaria... y AVE. ¡Ay, el Ave! Aún recuerdo la emoción de estrenar el que llevaba a Sevilla con los fastos del 92 con aquella coquetuela clase Club y sus azafatas repartiendo el avituallamiento y las bebidas. Pero, claro, ninguno de esos trenes comenzaba su andadura en Jaén. Tampoco era el final de trayecto. Siempre nos hemos conformado con los viejos Regionales, que luego, en un alarde de originalidad, pasaron a ser Media Distancia. Ahora nos engatusan con lanzaderas y otras golosinas envenenadas, pero creo que aquel sueño que tenía de pequeño de poder disfrutar de trenes desde mi Jaén, se está desvaneciendo en el tiempo y no lo veré cumplido. Dicen que hay por ahí, a medio terminar, o a medio empezar, cierta línea de Alta Velocidad que podría ser nuestra, pero acto seguido se dice que no, que es Velocidad Alta. Aquí el orden de los factores sí que altera el resultado. ¿Llegará el día en que Jaén disponga de comunicaciones ferroviarias dignas y adecuadas? ¿Tan diferentes somos de las provincias que nos rodean? ¿Qué delito hemos cometido para que se nos arrincone una y otra vez?

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