Otra vez será

    07 may 2023 / 09:00 H.
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    La noche empezaba a caer y Venus presidía mi destino. En vano quise apartar de mis pensamientos el cielo que me esperaba. Antes tendría que dejarme morir, y eso me frenaba bastante. Así que decidí pasar de la realidad al mundo onírico ayudado de los mejunjes galénicos que en la botica me facilitaron. Pero “volar es para pájaros” como decía Hilario Camacho y no levanté un dedo de la cama. Muy al contrario, caí de bruces en el suelo al primer intento rompiendo una de las nobles protuberancias de mi cabeza al dar contra el filo de la mesita de noche que quedó conmocionada. La pobre se asustó de mi sangrado y me ayudó a recuperar cierta verticalidad, que no toda. Volví a la sabana a reflexionar profundamente sobre la posibilidad de estar sufriendo un ataque de eso que llaman locura y que ya conocía yo de otras ocasiones en mi azarosa vida. Venus brillaba como ninguna noche antes exacerbando en mí la tentación de subir a su lado cuando, de pronto, recordé que poco tardaría mi amiga la Luna en pasar por allí. En efecto llegó llena de luz blanca con un velo alrededor. Grande y hermosa le sonreí y ella me correspondió con un guiño de su brillo. —Algo te pasa Antonio. No estás como siempre. Te noto algo perdido. Me dijo. —Tengo a Venus en el corazón y no hay manera de sacarla. Le dije. Ella contestó: No es tu momento. Cuando estés preparado te subes y te llevo. Ahora duerme. Y me dormí.

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