Otra Navidad es posible

    20 dic 2020 / 16:01 H.
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    La Constitución dice que España es un país aconfesional aunque luego los símbolos religiosos, mayoritariamente católicos, se cruzan demasiado a menudo en nuestro quehacer público diario. Ahora tocan la Navidad, los belenes, mercadillos navideños, las cabalgatas de los Reyes... Toda la simbología religiosa nos abruma en la esfera pública. Y hay poco que decir mientras que si alguien (léase ayuntamiento) expone Belén-trastero de reciclaje, monta cabalgata con carrozas de la diversidad o instala luces no estrictamente religiosas tenemos que escuchar críticas, en algunas ocasiones, exacerbadas. Vale que son fiestas religiosas y que la tradición manda pero asumir que la inmensa mayoría de los días festivos del año sean religiosos, contra lo que poco puede hacerse (aunque quizá eso, en algún momento, debería cambiar) no debe conllevar a que el credo católico esté tan presente, al menos en el ámbito público. Las tradiciones son algo cultural que fueron imaginadas en un momento dado, que no han existido desde el principio de los tiempos, ni mucho menos. Y que pueden cambiar, igual que han cambiado las sociedades. Felices fiestas.

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