Oposición hortera

    13 sep 2025 / 08:51 H.
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    Hacer oposición significa ser un hortera, un maleducado, alguien incapaz de respetar al presidente de la nación, precisamente el cargo al que aspiras con tanto ahínco? ¿Tan poco valor te merece la institución presidencial que ambicionas ocupar como para reducirla a una excusa para el insulto? La política debería empezar por un principio elemental: las formas importan, porque expresan el fondo. Y en el PP de Feijóo, las formas se han degradado hasta convertirse en un signo inequívoco de su vacío político. El episodio del fin de semana en A Coruña lo retrata de cuerpo entero. Feijóo, en un bar de su tierra, subido a un escenario, entonando el estribillo de Mi limón, mi limonero para rematarlo con el lema “Me gusta la fruta”, el eufemismo que Ayuso acuñó tras insultar a Pedro Sánchez en el Congreso. La educación y las buenas maneras no son una cuestión de protocolo vacío; son el termómetro de la cultura democrática. Quien desprecia las formas, desprecia también el fondo: las instituciones, la convivencia. Lo que este fin de semana ha dejado claro es que la oposición del PP ya no se mide por su capacidad de fiscalizar al Gobierno, sino por su disposición a embarrar el terreno común de la democracia. Y en ese lodazal, no es el que más grita el que manda.

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