Observar, meditar y preguntar

    06 jun 2019 / 08:42 H.

    En los tres verbos que intitulan estas líneas, más allá de la rima interna que provocan, se encuentra la base de todo aprendizaje, de toda investigación y de todo proceso de valoración. Y no es esto exclusivo de la enseñanza —ahora que está próximo el final del curso escolar— sino que lo es de todo aquel que realiza una tarea o una ocupación, es decir, de todo el mundo, si bien el método que se encuentra en la práctica de la observación, de la reflexión y del hacer o hacerse preguntas debe consolidarse desde la infancia. En la escuela, en la familia y en la sociedad. Observarlo todo es la primera condición para aprender algo, lo que sea. Acompañada del adecuado ejercicio de introspección ayuda a mejorar y avanzar en nuestra calidad humana y, por supuesto, en nuestros conocimientos. De ahí la importancia de desarrollar una actitud crítica y constructiva (conozco a personas capaces de unir ambas capacidades) ante todo lo que nos rodea. Preguntar es establecer diálogos. Y este sí que debería ser un objetivo escolar, familiar y social. Solo haciéndonos preguntas podremos llegar a comprender, si acaso un poco, la diversidad existente a nuestro alrededor. Y añado otro verbo a la lista inicial: leer.