¿Nos olvidamos del tren?

Hasta cuándo tendrá Jaén que seguir viendo cómo se desmantela su servicio ferroviario? Los acontecimientos del fin de semana revelan, una vez más, que Renfe margina siempre a Jaén; no es baladí que al tiempo que se anuncian mejoras ferroviarias para seis provincias, nuestra ciudad tiene que soportar importantes retrasos en la línea de Madrid y traslados imprevistos en autobús en la línea de Sevilla, mientras la obra hasta Las Infantas se eterniza. El problema tiene una gran parte estructural por la antigüedad de las infraestructuras ferroviarias, otra de imprevisión por las constantes averías que los usuarios tienen que soportar y una tercera —y no menos importante— que se pone manifiesto, es evidente, que es la falta de voluntad política de resolver las anteriores. Esta falta de voluntad es imputable, sin duda y ex aequo, a los dos partidos políticos que han gobernado la ciudad, la comunidad autónoma y la nación desde la transición y no cabe que ninguno se exonere por más aspavientos y visitas que hagan. La ciudadanía debe dar una respuesta contundente, no puede admitir más paños calientes; el dilema es claro: o se olvida del tren para siempre o se pone en pie para defenderlo.