Nos gusta abrazarnos

Ver comentarios

Si después de pasar esta cuarentena, si salimos indemnes del maligno virus, si ninguno de nuestros seres queridos ha padecido mal alguno, entonces; es el momento de agradecer a Diosel que nos haya señalado con su dedo divino. Tampoco estaría de más el fijar la mirada hacia el infinito, donde dicen que habitan los dioses del Olimpo. El destino a veces es caprichoso y nos hace llorar o reír al mismo tiempo, nos gasta alguna que otra broma macabra. Somos un pueblo cariñoso. Nos abrazamos mucho, nos tocamos mucho, es algo natural y lo hacemos con frecuencia, como si lo llevásemos escrito en los genes. Yo pienso que lo peor que llevamos de nuestro retiro, no es otra cosa que el reatraer nuestros sentimientos, ponerle freno al cariño. Ni por un momento reniego de estar confinada. Lo tomo como un “in pass”. Soy tranquila y disciplinada, y admito y confío en que todos lo hagamos, no llevo a mal el encierro. Lo acato y lo cumplo a rajatabla. Me lo he tomado quizás como un premio, un merecido descanso que yo misma me regalo. Leyendo a placer y haciendo mil cosas que me entretienen y relajan. Voy a libro por cada dos días y termino un trabajo literario que tenía inconcluso. También a muchos les encajaría al estar distendidos y en calma. La tranquilidad de espíritu no tiene precio ni parangón y nos ayuda a ser mejores y más sabios. Cuando salgamos de esta, vamos a tomarle a la vida más jugo y veremos un arcoíris con muchas más tonalidades, más brillante e infinitamente más puro y grandioso.

Articulistas