No temáis

    31 may 2020 / 11:26 H.
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    Que frágil es la vida humana, ha bastado un virus para sacarnos de nuestro engaño, de nuestra falsa seguridad en una burbuja, Ante una amenaza así resulta inevitable el miedo, lo sentimos desde que somos niños y no se nos quita con una explicación sino con una presencia, la de la madre que es el antídoto al miedo infantil. Confundimos el miedo y el temor, ambos forman parte de la psicología humana profunda; el miedo es un sentimiento que si nos dejamos llevar por él no puede llevar al pánico, al terror y, en definitiva al callejón sin salida de la desesperación. Solo el que vence al miedo es libre y esa tarea es personal porque es una lucha consigo mismo amando, por encima de todo, la verdad y la libertad propias. Por otro lado el temor no es algo negativo y es diferente al miedo, es el sentimiento de que hay un límite que si lo cruzo puedo arruinar mi vida. Para encaminar el temor tengo que usar mi conciencia que me ayuda a diferenciar lo bueno de lo malo. El temor no se puede dar sin la esperanza ni la esperanza sin el temor. Esta es una fuerza motriz secreta que activa nuestra voluntad de vivir. Esperamos que todo lo malo se acabe; en el temor existe la esperanza, en el miedo, el terror. Así lo proclamó Cristo: “No tengáis miedo”. El amor siempre triunfa.

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