No hay normas

    26 oct 2017 / 10:23 H.

    Una calle estrecha, unidireccional. Dos ciclistas, un adulto y un niño uno tras el otro. El niño lleva casco, el adulto no. Los dos en dirección contraria. Supongo que son padre e hijo, el cual no debe pasar de los diez años. Todo bien porque no viene ningún coche en su correcta dirección. Pero, en realidad, todo mal. ¿Qué le está enseñando ese padre al niño? Sencillamente que las normas están para no cumplirlas (y ya lo dijo un prócer destacado, vividor del cuento). ¿De qué nos extrañamos? Esto es así, la norma, precisamente, es no cumplir las normas, las leyes, los reglamentos. Nos lo están demostrando día a día quienes están no solo obligados a cumplirlos sino a dar ejemplo de ello. Además, vemos ejemplos nefastos en esos padres que “por sus hijos matan”, vengan o no a razón sus argumentos. Este mal se lleva arrastrando desde hace mucho tiempo, producto de varias generaciones de deterioro educativo, producto del malentendido democrático, que se supone lo permite todo sin exigir nada. No podemos aparentar, ahora sorpresa ante las consecuencias.