No en mi nombre

Diez años después, aquellos gritos de no en mi nombre o no nos representan siguen vigentes. Costumbre de adjudicarse la voz de todos— los españoles, los ubetenses, el pueblo entero—, lo real es que se insiste demasiado en la adjudicación de esa representación de la ciudadanía, de todos los españoles, de todos los ubetenses, desde cualquier foro, grupo, partido como si en verdad ellos pudiesen apropiase de la portavocía de todos los demás, así, sin discriminación alguna (bueno, salvo ese distingo de “los españoles de bien” que vaya usted a saber).. Se invoca un supuesto sentir colectivo para disfrazar de mayoría lo que no es más que opinión parcial. Así, escuchamos: los españoles claman, los españoles opinan, Úbeda apoya, los ubetenses rezan..., siempre bajo el mismo interés de fondo. Estas generalizaciones son tendenciosas y buscan dar fuerza de unanimidad a lo que es parcial. Aquellos lemas de antaño servían precisamente para denunciar esa manipulación y esa falsedad. Ese sentir total al que se apela no es más que propaganda. Por eso conviene recordarlo alto y claro: no en mi nombre.