No cierres
el joyero

    12 mar 2020 / 16:45 H.
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    Solo al abrirse entero suena la música y baila la bailarina, pero no lo cierres nunca. Esas fueron las palabras del vendedor. Esta es la historia de una niña que no cerraba su joyero. Pero ninguna noche ella oía once “plíumes”. Pasado el tiempo, la niña vestía a la bailarina, con abrigos hechos de envoltorios de chucherías y deseó que viera más que su espejo así que pintó pequeños paisajes: playa, montañas, estrellas... Pero en ninguna noche ella oía once “plíumes”. Una mañana se encontró en su joyero una flor de azahar y una concha y creyó que era su madre quien las había dejado al volver de la playa. Otro día pensó en su padre, quien había guardado unas alas de mariposa que al tocarlas pintó sus manos de color plata. Otro día vio un caracol negro y pensó que había sido su hermano tras venir del campamento y se enfadó con él, por tocar sus cosas. Su hermano le confesó, también su madre y su padre, que ellos no habían sido. ¿Quién sino guardaba objetos en su joyero? Cogió una linterna para esperar a la bailarina... ¡Qué idea más descabellada y peregrina! Pensó ella no va a ser y se durmió sin oír el ruido del muelle de la bailarina que al saltar sonaba “plíum” y que con once golpes viajaba a paisajes de papel.

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