Naranja, híbrido color

La última de Ciudadanos, partido que aterrizó desde Cataluña para poner sucursales en todo el Estado, que venía dando clases de Democracia y decencia, ha ocurrido en el Ayuntamiento de Jaén, donde tres de los cuatro concejales del grupo han hecho mutis por el foro. Se desconoce aún si por medio hay dádivas o promesas a futuro de algún otro partido, cosa habitual últimamente. En este caso, como en otros, solo podrían llegar vía PP o Vox. Con intervención de terceros o no, este nuevo episodio pone sobre la mesa algo que ya se sospechaba y que cada día es más sabido, los naranjas son a la estabilidad, a los principios, como esos azucarillos que antes de disolverse en el agua son blancos y cuando caen en el líquido se transmutan en invisibles. El caso es que no debiera extrañarnos su caída al abismo de la irrelevancia, es difícil mantener apego a unos colores que lo mismo gobiernan con el apoyo de la ultraderecha, heredera del nacional catolicismo, que lo hacen con un partido de izquierda y Republicano. El caso, lo naranja ya no mola, no es fiable, no se lleva esta temporada.