Mujeres discapacitadas
El 25 de noviembre se celebraba el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en el que se reclamaban políticas, en todos los países, para su erradicación, lo cual, me pareció genial, tantas movilizaciones y actuaciones llevadas a cabo, con la finalidad de conseguir, de una vez por todas, concienciarnos de que “nadie pertenece a nadie”. Incluso, aprecio, que año tras año, se trabaja, cada vez más, en darle difusión, y organizar eventos, ponencias y talleres, que ayudan a visibilizar la necesidad de concienciarnos del importante papel que todos tenemos en esta cuestión. Pero, muy pronto, en concreto, el día 3 de diciembre, se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Una jornada destinada a visibilizar las barreras a las que se enfrentan estas personas, en su día a día, y que invita a avanzar hacia una sociedad más inclusiva y accesible para todos. Si unimos ambos conceptos, Mujeres con Discapacidad, nos encontramos con personas que se enfrentan a una doble desigualdad, por ser doblemente vulnerables, lo que constituye una brecha doble de género, que limita su acceso a la educación, al empleo, a la salud y a la participación social plena. Situación que, sin duda, se agrava, aún más, en las mujeres con discapacidad intelectual, pues su escasa formación agudiza su incomprensión y adaptación al entorno. Desde estas líneas, reivindico visibilidad para esas compañeras de vida, para que se les dé la oportunidad de romper estereotipos, puesto que la discapacidad no define la totalidad de la persona, y la verdadera igualdad no se logra con discursos vacíos ni con gestos de compasión, sino con cambios reales en las políticas, en las instituciones, en las empresas, y, sobre todo, en nuestra manera de mirar a las demás personas. De ahí que haríamos bien en preguntarnos qué podemos hacer, cada uno de nosotros, desde nuestro hábitat, para que, una mujer con discapacidad, no soporte el peso de la doble discriminación, sino que tenga acceso a las oportunidades de una vida plena. Estos dos días festivos, invitan a reflexionar sobre el avance alcanzado en ambas materias, pero también sobre los muchos pasos que, aún faltan para lograr una sociedad verdaderamente justa e igualitaria.