Muchos cambios necesarios

Comenzado el curso escolar pocas personas están contentas con la manera en que se está desarrollando. Antes hablábamos de la brecha digital, ahora podemos hablar de la brecha entre centros educativos, ya que se da la circunstancia en la que hay centros en los que los alumnos van a clase cada día, como siempre, y hay centros en los que alumnos, de igual nivel, van a clase días alternos. Por mucho que se explique, después de meses planificando, cuesta trabajo creerlo. Quien me conoce sabe que me gusta la educación y siempre tengo a mano algún libro o revista educativa. En estos días he podido leer de Álex Visús, coach educativo y asesor de innovación pedagógica en colegios, que “cambiar de actividad cada hora no funciona con los niños y, en el caso de los adolescentes, sabemos que su cerebro empieza a funcionar a las 9 o 9:30 de la mañana. No podemos ponerles las clases principales a las 8 de la mañana, porque si a esa hora ‘no molestan’ no es porque estén atendiendo, sino porque todavía están dormidos”. Carmen Pellicer, pedagoga, dice que “hay que ir más allá de la evaluación numérica o de poner cámaras de seguridad para que los alumnos no copien, porque estos modelos no acompañan la mejora de la persona”, y destaca que los currículos “son largos, obsoletos y repetitivos”. Muchos contenidos en un solo curso, sin tiempo suficiente para profundizar en ellos. Esta pedagoga también recalca la importancia de competencias en metodologías activas, en modos distintos de evaluación o en habilidades éticas para tener un compromiso moral con el bienestar de cada niño, y resalta que “los maestros tenemos la obligación de estar siempre formados, buscando mejores maneras de ayudar a los alumnos”. También leo que muchos educadores y pedagogos coinciden en que la incorporación de la tecnología no va a solucionar los problemas educativos. A esto se le pueden añadir mil razones más para promover los cambios necesarios y desarrollar una educación integral, tan necesaria y con la que tan poco comprometidos estamos. Nos queda mucho que aprender para poder transformar. Nos falta receptividad.