Mi amigo el cura

24 sep 2019 / 08:54 H.

Hace muchos años que nos conocemos, durante los cuales nació y se consolidó una amistad entrañable. En los últimos años nos juntamos, sobre todo en ese punto de encuentro que es el Estadio de la Victoria, en el que cada domingo presenciamos los partidos del Real Jaén, ocupando dos asientos contiguos en el palco presidencial. Les hablo de Tomás Colmenero Jiménez, mi amigo el cura, un sacerdote que vivió su ministerio con devoción, vocación de servicio al prójimo, con abnegada obediencia y dedicación, siempre con una sonrisa, en todos los lugares que el Obispado le confió. Uno de esos servicios fue el ser capellán del Real Jaén, una labor que viene desarrollando desde hace casi 15 años, cuando relevó al inolvidable, Fernando Gallardo Carpio. Nuestra relación en estos últimos años fue más cercana, y nos fuimos conociendo mejor y tomando mayor intimidad al tiempo que el afecto mutuo aumentaba. El pasado domingo, Tomás no acudió a presenciar el partido contra El Palo, ni acudió, por lo tanto, como era su costumbre tradicional, a los vestuarios locales para rezar un padrenuestro antes de comenzar el partido. Lo llamé después y me dijo que había decidido dejar de ser capellán del club jiennense. Su edad le pone más de una traba y no puede desplazarse ya con diligencia, amén de que las otras obligaciones de su ministerio cada día aumentan más su dificultad de atender a ese grupo de jugadores que cada año integran la plantilla del Real Jaén. Tomás Colmenero hizo un generoso servicio y recuerda, por ejemplo, a aquel futbolista vasco al que él bautizó, o los problemas de otro jugador que tenía una idea especial del matrimonio.

Tomás Colmenero se ha despedido y esa placa, que la temporada pasada la directiva colocó en un extremo de la barra del bar del palco presidencial, que reza: “Rincón de Pepe Vica y del cura Tomás Colmenero”, cobrará un profundo tono de nostalgia. Tendré que tomarme la cerveza con cola solo. El nuevo capellán será Julio Millán, otro buen amigo mío y buen cura. Me aseguraba Tomás Colmenero que el obispo de Jaén, Amadeo Rodríguez, tiene deseos de que la directiva le invite a presenciar uno de los partidos que dispute el Real Jaén. El nombramiento del nuevo capellán podría ser un momento idóneo, de hecho, a Ramón del Hoyo, su predecesor, le vimos alguna vez por allí.