Me quedo en casa

    16 mar 2020 / 16:24 H.
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    Pues sí, para qué os voy a mentir, yo he sido una de esas personas que pensaba que eso del coronavirus era una exageración, que aquí no iba a llegar y que la peña era una exagerada. Y aquí me veo, en casica, intentando sobrellevar lo que supone no salir de casa por responsabilidad y coherencia sanitaria. Entiendo que todos pensaréis que soy una inconsciente, pero la verdad es que fuimos muchos quienes pensábamos que esto no iba a acabar así. En fin, el caso es que sí, que estamos en Estado de Alarma y tenemos que actuar con la cabeza bien fría y con la responsabilidad individual que se nos exige y que debemos demostrar que tenemos. El humor, ver cómo corren los memes por las distintas redes sociales parece la herramienta más española que estamos usando para pasar las primeras horas de “aislamiento en el hogar”. La verdad es que se agradecen ante tanta información que nos llega de todos lados, televisión, radio, prensa escrita... Saturarnos de información no debe ser el fin de este enclaustramiento. Cometemos el error de entrar en un estado de ansiedad y pánico que, la verdad, no es rentable para nadie. Los medios de comunicación son necesarios en estos momentos, y nuestro deber es consumirlos con moderación. Las redes sociales, como digo, se han convertido en un medio de comunicación más, pero sin filtro. Corren los bulos y las noticias falsas y levantan una terrible alarma que nos desquicia y nos hace débiles psicológicamente para afrontar la situación. Otra responsabilidad que se suma a la de permanecer en casa para poner fin al contagio. Seleccionar la información y no distribuirla sin contrastar es una de las grandes taras que Facebook o Twitter, entre otros, nos ha proporcionado. Seamos conscientes del riesgo que corremos con cada bulo que lanzamos. Lo de las compras compulsivas es que es algo que no pienso ni tocar. De locura ver lo que estamos viendo, como si no hubiera un mañana... Es más, si no hubiera un mañana, ¿qué vais a hacer con tantísimo papel higiénico? Pero entre tanto virus e histeria, sale la parte bonita de todo esto. Ese lado que a mí me enorgullece y que, salvo vomitivas excepciones, sabemos en nuestro país sacar a la luz. Ver cómo gente se ofrece a hacer las compras de las personas mayores, aplausos al personal de la Sanidad Pública, ver el esfuerzo de quienes reponen y la solidaridad que se ha despertado en torno a dar facilidades a quienes lo necesitan en esta situación tan nueva para los españoles. La verdad es que me hace sentirme bien y coger fuerzas para pasar estos días entre las paredes de donde vivo. En estos días en que andamos desorientados aún es importante resaltar que ahora no es el momento de hacer política. No es el momento en absoluto. La situación ha llegado así y no podemos estar echando en cara a nadie lo que pasó hace años o lo que ha pasado ahora. Lo único que podemos hacer y que debemos hacer es estar unidos en la distancia puesta por los muros y las paredes. Reclamar responsabilidades o lo que sea no es una prioridad ahora. La prioridad es el ahora y superar esto. Después tendremos tiempo de resolver lo que se nos vendrá encima, exigir medidas para paliar las pérdidas y recordar que nuestro sistema sanitario público merece todo y más. Después, cuando pase todo esto, porque todo va a pasar, será el momento de volver a unirnos para superar las secuelas del Estado de Alarma, que las superaremos también, pero de forma conjunta, sin mirar por encima del hombro ni en los cajones de los despachos de altos cargos. La vida volverá a ser “normal”, saldremos a las calles y nos abrazaremos, pero ahora no. Ahora saldremos lo justito y sin abusar de sacar al perro ni hacer las compras a trompicones. Ahora haremos vida de ventana y mucho es. Pero todo pasará y saldremos a las calles, por supuesto. Y volveremos a la rutina y sus preocupaciones, pero seguramente estas habrán tomado otro cariz, porque habremos aprendido a ser mejores, a solidarizarnos, a ser responsables, a sentirnos unidos por todos. Por ahora, nos quedamos en casa.

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