Máster en “abuelidad”
En nuestra cambiante sociedad cada día es más urgente institucionalizar unos estudios y saberes, sumamente necesarios, para que la transmisión intergeneracional no se pierda irremisiblemente. Aunque sabemos
que siempre ha sido la
propia universidad de la vida la auténtica transmisora de estos conocimientos prácticos, no estaría de
más que alguna institución tomase el testigo para
que los nuevos abuelos pudiesen practicar y recibir
un continuado feedback emocional de sus nietos, antes de que la pandemia
se los lleve —en silencio
y a manotazos— cual tesoro inmaterial que alberga
cualquier familia que se
precie. Sería buena idea
que la universidad ofertase unos estudios prácticos sobre ello y que reclutase profesorado avezado en estas lides. Nadie mejor
que los propios abuelos
que ejercen (o practicaron) eficazmente sus funciones. Habrá de hacerse con
urgencia, antes de que
desaparezcan, estos auténticos transmisores de una sociedad que se desintegra a marchas forzadas.