Luces y mirada

    26 nov 2025 / 08:11 H.
    Ver comentarios

    La competencia navideña es feroz: todos quieren vivir la mejor Navidad, y eso, hoy en día, se traduce en las luces. Incluso se organizan viajes desde cualquier pueblo para ver el encendido y pronunciar ese clásico “esto sí, y no como en mi pueblo”. La Navidad se ha convertido en una carrera atroz: hay que tener la mejor, y eso se mide, principalmente, en luces. Cada ciudad quiere más y más iluminación, y en los pueblos ansiamos también un poco de ese resplandor, porque, si no, no es Navidad. Faltarán otras cuestiones vitales, pero mientras tengamos las mejores luces —y más que nadie— podremos presumir de ser el mejor pueblo de todos y crear la galería fotográfica perfecta, convencidos de haber vivido “la Navidad”. Una Navidad que, paradójicamente, celebra el nacimiento de un niño hace más de dos mil años en un portal sin luz, solo y rechazado. Un niño que, sin embargo, tenía mirada. Porque la luz verdadera es la mirada, y la Navidad consiste en estar juntos y ayudarnos, sin quedar hipnotizados por las “luces” y encontrándonos cara a cara en la mirada del otro.

    Articulistas
    set (0 = 0)