Los templos de las iglesias

    01 jun 2020 / 16:56 H.
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    No suelo personalizar mis artículos. Pero ya que hay bares, después de un quinto viene un sesto, y ya no puedo más. Borré mis más bajos instintos superando incluso aquellos que, pela mediante, ahora piden inversión turística cuando otrora querían fronteras lingüísticas. Pero has renacido el odio, premeditadamente, desde aquellas otras tiendas del 15M, sueños de imberbes y barbudos soñadores, que buscaban nuevos amaneceres puños en alto. Criticando en julio, a la y los Iglesias, usaste una renegada puerta giratoria y, sin levantar sospecha de tu épico cinismo, pasaste de casto a casta. Sin ruido. Y con tu rictus de enfadado cámaras mediante, de ofendido doliente, tanto has actuado que te has llevado el sobre (actuado y del taco). Y mientras tu ex, cajera, (un aplauso para las que no necesitan de un alfa para sentirse hembra) defiende la casta de tu estirpe, tú vas con el mazo dando y sigues acusa que acusa, y pasas de acusador, a acusando. Ya no quieres azotarlas hasta sangrar. Ya justificas la purga benemérita golpeando al estado y acusando de golpes al mismo. Que bajos. Los golpes y los templos, que, no por mucho galapagar, amanece más temprano. Aunque la Guardia, ahora sí, Civil, te proteja. En la salud y en la enfermedad... Por cierto, tras girar en la puerta, cierra al salir.

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