Los historiadores
Hacen un trabajo impecable, rastrean, catalogan, descubren, datan... El historiador debe escribir siempre con la pulsión de los mejores escritores, manteniendo en todo momento el rigor y debe tener, por tanto, una mayor vocación divulgadora. Las hemerotecas son una fuente fiable, otra cosa es la fragmentación entre los medios y las redes. Pero los diarios son magníficos testigos. No solo de los hechos, sino de todas las cosas pequeñas que pasan y que retratan un tiempo. Sin ningún tipo de duda, es difícil contar historias que necesiten perspectiva y letra pequeña en la época de los likes y los mensajes de pocos caracteres. Priman las emociones y la necesidad de tener opinión en el menor tiempo posible. El historiador debe ser capaz, también, de encontrar a las personas en el paisaje de su tiempo, que éstas sean quienes cuenten la historia porque son quienes realmente la sufren y construyen. La historia no es solamente un saber de expertos de gran calado, ahora bien,
los historiadores no quieren que
su disciplina sea confundida con la ficción, en un historiador es una grave licencia, una arbitrariedad y hasta deshonestidad.