Lo que no sé de ti
Hay tantas cosas que no sé de ti..., tantas sensaciones, lugares, sonidos, perfumes... Eres grande y, sin embargo, pareces pequeña, eres una porción de tierra que da la sensación que abarca poco, pero cuando se recorre la superficie que te circunda, es casi imposible conocerte totalmente.
Cuánto me gustaría experimentar al norte tu mirada, el río Estrecho que atraviesa tu piel buscando el Guadalén donde se integra. Y esas cuevas que esconden las pinturas de aquellos, que un día fueron habitantes de tu territorio. Descubrir en los adoquines de las antiguas calzadas la huella solitaria del camino. Soñar en el puente cercano que conduce el sendero a la meseta. Al sur sentir la altura y ver al Velillos recorrer suavemente la vega de chopos y zarzales donde el ruiseñor deleita con su sonora melodía; y al mirlo y al zarcero políglota, animando con sus cantos el entorno que besa tu mirada.
Poder percibir el dulce rumor de tus alturas. Cómo serán los senderos que te llevan cuando el viento se levanta, y poder volar entre el sonido de tus zumaques y descubrir su aroma, observando en sus ramas esas rojizas bayas.
Y el este de tu piel, dejarse cubrir por el entorno de valles y barrancos donde vuelas, y ver saltar en el cañón poblado de verdes diferentes, al Zumeta que viaja en lo profundo hacia otro río donde desaparece en otras aguas dulces. Separando tu entorno a otras poblaciones próximas a ti. Cómo será el bello amanecer de tus caminos, donde se alza el sol sobre el azul del cielo. Quisiera conocerte en esas tierras altas de diversas miradas, de picos que se duermen con la luna, de rocas, de montañas, de caminos que se pierden y bajan a los valles misteriosos, percibiendo el aroma de las plantas que nacen en tu piel.
Hay tantas emociones escondidas dentro de ti, tantas formas, perfumes, colores y sonidos que aún no he percibido, que aún no se han posado sobre mí y que no sé de ti. Me vestiré de sueños y viajaré hacia ti en esos lugares donde todavía no he notado tu profunda mirada, para dejarme conmover por tu sonrisa, tu luz y saber cómo eres realmente en la totalidad de tus latidos. Jaén, deseo conocerte y desvelar las sombras. A tu entorno dormido, a ese leve dulzor desconocido.
