Lo prioritario es lo urgente
No hace mucho escuché algo tan obvio como contundente: “No puedes servir de una jarra vacía”. En un mundo que glorifica la productividad y la entrega a los demás, ¿cuántas veces olvidamos llenar nuestra propia jarra?, ¿cuántas veces nos sentimos culpables por tomarnos un descanso, priorizar nuestro bienestar o simplemente detenernos? Si estás leyendo esto y sientes un nudo en el estómago, no estás solo. Es hora de reflexionar sobre una verdad fundamental: dedicar tiempo a uno mismo no es egoísta, es esencial.
La paradoja de nuestra era es que vivimos conectados al mundo, pero desconectados de nosotros mismos. Pasamos horas navegando en redes sociales, respondiendo correos o atendiendo demandas externas, pero ¿cuándo fue la última vez que dedicaste una hora solo para ti? No para ser productivo, sino para escucharte, cuidarte y recargar tu energía. Recuerdo a un viejo amigo, un antiguo compañero, quien siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, pero rara vez aceptaba cuidar de sí mismo. Un día, agotado, terminó en el hospital por estrés. Fue una llamada de atención. Tras su recuperación, comenzó a priorizar el autocuidado: yoga al amanecer, comida saludable, largos paseos en el campo, leer por placer y aprender a decir “no” cuando era necesario. No solo mejoró su salud, también se convirtió en una persona más presente y feliz. Aquel viejo amigo entendió algo crucial: cuidar de uno mismo es cuidar de los demás.
La ciencia respalda esta idea. Se ha demostrado que prácticas como la meditación, el ejercicio regular y el descanso adecuado no solo mejoran nuestra salud física, sino también nuestro bienestar emocional. Además, dedicarnos tiempo fortalece nuestra capacidad de resiliencia y nos permite afrontar los desafíos con mayor claridad y energía. El autocuidado no siempre es glamuroso ni fácil. A veces implica enfrentar creencias limitantes como “no tengo tiempo” o “es una pérdida de recursos”, “no me lo merezco”. Sin embargo, cada pequeño acto de cuidado personal —decir “no” a una reunión innecesaria o tomarte un día libre sin culpa— tiene el poder de transformar tu vida.
Ahora, permíteme preguntarte: ¿qué significa para ti “cuidarte”? Tal vez sea pasear al aire libre, tomar un café en silencio o dedicarte a ese hobby olvidado. Sea lo que sea, no esperes a que el agotamiento te obligue a frenar. Hoy, te invito a priorizarte. Bloquea ese espacio en tu agenda, escucha a tu cuerpo, y date permiso para decir “yo también importo”. No se trata de indulgencia, sino de equilibrio. Llena tu jarra, porque solo desde el bienestar propio puedes compartir lo mejor de ti con el mundo.