Las nuevas elecciones

    18 oct 2019 / 10:56 H.

    Las nuevas elecciones están dando que hablar y que pensar respecto de los partidos políticos y, sobre todo, de sus líderes. Nunca habíamos tenido tal desazón en cuanto a éstos. Parecen los representantes de sectas o de iglesias, en las que las libertades son una farsa y los derechos humanos: palabras vacías. A tenor de cómo se han comportado con lo que realmente es la democracia —el horizonte insuperable del ciudadano, en donde no hay separación entre la extensión de la libertad y el esfuerzo hacia la igualdad—, sus exigencias de sumisión al líder político, de tragaderas dignas de hombres de fe para mayor gloria y honra de su(s) dirigente(s), el acatamiento exigido a un proyecto político que pretende ser revolucionario más que reformista (véase sino el comportamiento del alcalde de Madrid, por ejemplo, respecto al proyecto de Madrid Central), aunque sea una revolución hacia un mayor conservadurismo (una involución) al modo PP o Vox, o bien una revolución de huida hacia adelante, como pretende Podemos, nos presagia un difícil equilibrio de fuerzas a la hora de consensuar gobiernos. Las actitudes reformistas y revolucionarias, casan mal a la hora de los pactos. Mal horizonte se nos presenta.