Las botas katiuskas de marzo

    04 abr 2025 / 09:39 H.
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    En estos días de lluvia, las botas katiuskas han cambiado las reglas para pisar el mundo. Este nombre de botas proviene de una zarzuela que se estrenó en 1931, en Barcelona “Katiuska, la mujer rusa”. La protagonista llevaba unas botas de caña alta. A raíz de la zarzuela, se empezaron a pedir así en los comercios. Es curioso porque ahora este calzado parece que esté más destinado a niños que a adultos. Cuando yo me pongo las botas katiuskas puedo o intento ser niña otra vez, por ejemplo, al: salpicar en los charcos, mirar sin lupa, ganar los estribos, despertar a pierna suelta, creerme las cosas a pies lejillos, estar a las mil y quince maravillas, entrar de quicio y salir de un jardín. Y ahora mi recomendación, es que nos fiemos con tres pelos y tres señales, y no nos mordamos la lengua, no carguemos con ningún peso extraordinario, no pasemos la pelota a otro tejado, vistamos con paños fríos, porque sí, viene a cuento, y con la excusa de usar unas botas katiuskas, o unos náuticos, o bailarinas, o alpargatas, o zuecos o zapatillas de andar por casa.
    Imaginemos volver a la infancia —¡por favor!—. Hagámoslo a favor del viento y de la marea.

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