Lamentable conmemoración

    27 nov 2025 / 08:52 H.
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    La celebración de los 50 años de la restauración de la Monarquía ha sido un verdadero despropósito por el desinterés del Gobierno, de las autoridades del Estado y la propia Casa Real, en su realce. La jura del entonces joven Rey y la expresión de su voluntad de conducir al país a la democracia abrió el periodo más largo, próspero y —me atrevería a decir— feliz de la historia de España, medio siglo de libertad y paz. El evento merecía mejor recuerdo y ha pasado desapercibido, solapado entre el anodino acto parlamentario, la ceremonia en Palacio para las entregas del Toisón —que pudo hacerse en otro momento— y el almuerzo en el Pardo “de tapadillo” —sin fotos— al que se “invitó” al Rey padre y a la Familia Real lato sensu. El gran Rey Juan Carlos I, que debió ser el principal protagonista, ha sido ninguneado y excluido –para él no hay perdón-; su impresionante trayectoria pública en pro de la mejor España, con más méritos que todos los políticos del medio siglo —incluido su hijo—, arroja un saldo muy positivo que no puede ser oscurecido por su conducta privada poco ejemplar de última hora, que no merece el trato que recibe ni puede privarle del egregio lugar que le reserva la historia.

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